Una mañana con el mar encalmado, vi algo enorme en el mar. Me acerqué y tuve la suerte de navegar un rato junto a un cachalote. La compañía duró poco tiempo puesto que había subido a respirar, pues estaba comiendo calamares a 2.200 metros de profundidad.
Tienen la cabeza enorme, y por lo visto utilizan un sonar para identificar a los calamares, porque en estas profundidades no llega nada de luz, y al tenerlos localizados, emite un golpe sónico que con las ondas, deja a los calamares aturdidos y se los come fácilmente. !Alucinante¡
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