Dále a un hombre un pez, y le darás una comida, enséñale a pescar, y le darás una vida.
miércoles, 24 de agosto de 2011
el Michelangelo
En los años ochenta mis suegros compraron un llaut de madera, de 40 palmos, cabinado, con aseo, todo barnizado e impecable. Al tramitar los papeles resultó que el barco era de lista 3ª, es decir, profesional. En aquellos años quise probar suerte con la pesca profesional, me saqué la titulación, y a trabajar. La secuencia anual era la siguiente: enero a abril: trasmallo para la sepia, de mayo a agosto: trasmallo para langosta, septiembre y octubre: trasmallo para salmonete, noviembre y diciembre: palangre de fondo, calamar al farol y curricán.
Al final, la historia duró 20 años, lo que me sirvió para conocer muy a fondo toda la bahía de Palma.
Y en al año 2001, debido al elevado coste de mantenimiento del llaut de madera y por su poco espacio para trabajar, decidimos hacer un barco nuevo, pasando por la obligación de desguazar el antiguo. La verdad es que no entiendo esta ley, pues considero que una embarcación como ésta, debería tener un final más digno y poderla usar para otros fines que no sean profesionales.
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